Un error que muy a menudo se comete es creer que el individualismo rechaza la organización. Los términos son, por el contrario, inseparables.
El individualismo más específicamente significa trabajar por la liberación interior mental del individuo, mientras la organización significa la asociación entre individuos conscientes con una finalidad que alcanzar o una necesidad económica que satisfacer. No debemos sin embargo olvidar que una organización revolucionaria requiere de individuos particularmente enérgicos y conscientes.
La acusación de que la anarquía es destructiva en vez de constructiva y de que en concordancia la anarquía se opone a la organización es una de las muchas falsedades esparcidas por nuestros adversarios. Confunden las instituciones de hoy con organización y por ende no pueden entender cómo puede uno combatir las primeras y favorecer la segunda. La verdad es, sin embargo, que las dos no son idénticas.
El Estado es generalmente considerado la más alta forma de organización. ¿Pero es realmente una organización verdadera? ¿No es acaso una institución arbitraria astutamente impuesta a las masas?
La industria, también, es considerada una organización; sin embargo nada está más lejos de la verdad. La industria es piratería de los pobres a manos de los ricos.
Se nos pide creer que el ejército es una organización, pero el análisis cuidadoso demostrará que es nada menos que un cruel instrumento de fuerza ciega.
La educación pública: ¿no son las universidades y otras instituciones escolásticas quizás modelos de organización, que ofrecen a las personas oportunidades de educarse? Lejos de ello: las escuelas, más que cualquier otra institución, son nada más que cuarteles, donde la mente humana se entrena y manipula para ser sometida a los diversos fantasmas sociales y mentales, y así vuelta capaz de continuar este sistema de explotación y opresión.
En vez, la organización como la entendemos es algo distinto. Está basada en la libertad. Es una agrupación natural, espontánea, de energías para garantizar resultados beneficiosos a la humanidad.
Es la armonía del desarrollo orgánico que produce la variedad de colores y formas, la combinación que admiramos tanto en una flor. Del mismo modo, la actividad organizada de seres humanos libres empapada del espíritu de solidaridad resultará en la perfección de la armonía social, que nosotros llamamos anarquía. Por cierto, solo la anarquía hace posible la organización no-autoritaria de intereses comunes, ya que anula el antagonismo que existe entre individuos y clases.
En la situación presente, el antagonismo de intereses económicos y sociales produce una guerra incesante entre unidades sociales y representa un obstáculo insuperable en el camino hacia el bienestar colectivo.
Existe una convicción errónea de que la organización no alienta la libertad individual y que, por el contrario, causa un declive de la personalidad individual. La realidad es, sin embargo, que la verdadera función de la organización yace en el desarrollo y crecimiento personal.
Tal como las células de un animal, mediante la cooperación recíproca, expresa poderes latentes en la formación del organismo completo, así el individuo alcanza el más elevado nivel de su desarrollo por medio de la cooperación con otros individuos.
Una organización, en el sentido real de la palabra, no puede ser producto de una unión de pura nada. Debe estar hecha de personas auto-conscientes e inteligentes. De hecho, la suma de las posibilidades y actividades de una organización está representada por la expresión de las energías singulares.
Sigue a esto lógicamente que mientras mayor el número de individuos fuertes, auto-conscientes, en una organización, menor el peligro de estancamiento y más intenso su elemento vital.
El anarquismo apoya la posibilidad de organización sin disciplina, temor al castigo, sin la presión de la pobreza: un nuevo organismo social que terminará con la terrible lucha por los medios de subsistencia, la viciosa lucha que daña las mejores cualidades del ser humano y que amplía continuamente el abismo social. En resumen, el anarquismo lucha por una forma de organización social que asegurará el bienestar para todos.
El embrión de esta organización puede hallarse en el tipo de sindicalismo que se ha liberado de la centralización, la burocracia y la disciplina, que alienta la acción autónoma y directa de sus miembros.
El individualismo más específicamente significa trabajar por la liberación interior mental del individuo, mientras la organización significa la asociación entre individuos conscientes con una finalidad que alcanzar o una necesidad económica que satisfacer. No debemos sin embargo olvidar que una organización revolucionaria requiere de individuos particularmente enérgicos y conscientes.
La acusación de que la anarquía es destructiva en vez de constructiva y de que en concordancia la anarquía se opone a la organización es una de las muchas falsedades esparcidas por nuestros adversarios. Confunden las instituciones de hoy con organización y por ende no pueden entender cómo puede uno combatir las primeras y favorecer la segunda. La verdad es, sin embargo, que las dos no son idénticas.
El Estado es generalmente considerado la más alta forma de organización. ¿Pero es realmente una organización verdadera? ¿No es acaso una institución arbitraria astutamente impuesta a las masas?
La industria, también, es considerada una organización; sin embargo nada está más lejos de la verdad. La industria es piratería de los pobres a manos de los ricos.
Se nos pide creer que el ejército es una organización, pero el análisis cuidadoso demostrará que es nada menos que un cruel instrumento de fuerza ciega.
La educación pública: ¿no son las universidades y otras instituciones escolásticas quizás modelos de organización, que ofrecen a las personas oportunidades de educarse? Lejos de ello: las escuelas, más que cualquier otra institución, son nada más que cuarteles, donde la mente humana se entrena y manipula para ser sometida a los diversos fantasmas sociales y mentales, y así vuelta capaz de continuar este sistema de explotación y opresión.
En vez, la organización como la entendemos es algo distinto. Está basada en la libertad. Es una agrupación natural, espontánea, de energías para garantizar resultados beneficiosos a la humanidad.
Es la armonía del desarrollo orgánico que produce la variedad de colores y formas, la combinación que admiramos tanto en una flor. Del mismo modo, la actividad organizada de seres humanos libres empapada del espíritu de solidaridad resultará en la perfección de la armonía social, que nosotros llamamos anarquía. Por cierto, solo la anarquía hace posible la organización no-autoritaria de intereses comunes, ya que anula el antagonismo que existe entre individuos y clases.
En la situación presente, el antagonismo de intereses económicos y sociales produce una guerra incesante entre unidades sociales y representa un obstáculo insuperable en el camino hacia el bienestar colectivo.
Existe una convicción errónea de que la organización no alienta la libertad individual y que, por el contrario, causa un declive de la personalidad individual. La realidad es, sin embargo, que la verdadera función de la organización yace en el desarrollo y crecimiento personal.
Tal como las células de un animal, mediante la cooperación recíproca, expresa poderes latentes en la formación del organismo completo, así el individuo alcanza el más elevado nivel de su desarrollo por medio de la cooperación con otros individuos.
Una organización, en el sentido real de la palabra, no puede ser producto de una unión de pura nada. Debe estar hecha de personas auto-conscientes e inteligentes. De hecho, la suma de las posibilidades y actividades de una organización está representada por la expresión de las energías singulares.
Sigue a esto lógicamente que mientras mayor el número de individuos fuertes, auto-conscientes, en una organización, menor el peligro de estancamiento y más intenso su elemento vital.
El anarquismo apoya la posibilidad de organización sin disciplina, temor al castigo, sin la presión de la pobreza: un nuevo organismo social que terminará con la terrible lucha por los medios de subsistencia, la viciosa lucha que daña las mejores cualidades del ser humano y que amplía continuamente el abismo social. En resumen, el anarquismo lucha por una forma de organización social que asegurará el bienestar para todos.
El embrión de esta organización puede hallarse en el tipo de sindicalismo que se ha liberado de la centralización, la burocracia y la disciplina, que alienta la acción autónoma y directa de sus miembros.