(*) Introducción a The Method of Freedom: An Errico Malatesta Reader
por Davide Turcato
al castellano: @rebeldealegre
El principio más distintivo y universal anarquista es el principio de coherencia entre medios y fines: la emancipación humana no puede ser alcanzada por medios autoritarios. Sin embargo, el mismo principio podría ser leído en dirección opuesta, aunque esto se hace con menos frecuencia: nuestros fines no han de estar desconectados de nuestra acción; nuestros ideales no han de ser tan sublimes como para no hacer diferencia en lo que hacemos aquí y ahora. El anarquista cuyos actos y palabras han ilustrado mejor ambos lados de este principio — el "idealista" y el "pragmático" — es Errico Malatesta.
Malatesta nació el 4 de Diciembre de 1853 en Santa María Capua Vetere. El sur de Italia estaba entonces aún gobernado por los Borbones, cuya caída presenció Malatesta cuando niño. Cuando era un joven estudiante en Nápoles, adhirió al republicanismo, al partido de la revolución en el Risorgimento italiano. Sin embargo, bajo la impresión de la Comuna de París en 1871 se volcó al socialismo, el naciente evangelio de la redención social, que, en Italia, nació anarquista. Al año siguiente Malatesta tuvo su primer encuentro con Bakunin en el congreso de St. Imier, donde la fundación de la Internacional federalista marcó el nacimiento del movimiento anarquista. En las siguientes seis décadas el nombre de Malatesta estaría ligado a la historia de ese movimiento. Vivió la mayor parte de su vida adulta en el extranjero como exiliado y como obrero, en países de fuerte migración italiana y presencia anarquista: Francia, Bélgica, Suiza, y Egipto en 1878—1882; Argentina en 1885—1889; los Estados Unidos en 1899—1900; e Inglaterra, más específicamente en Londres, en 1889—1897, 1900—1913, y 1914—1919. Pero por medio siglo fue protagonista de todos los inicios de lucha social en Italia: el alzamiento de Benevento de 1877, una de las primeras instancias de propaganda por el hecho y uno de los eventos más famosos y simbólicos en la historia del movimiento anarquista; las revueltas del pan de 1898, que le llevaron a la cárcel y luego a residencia forzada, de la que escapó en 1899; la Semana Roja insurreccional en 1914, cuando las regiones de Romaña y Marcas permanecieron por días en manos de anarquistas, republicanos, y socialistas; y el bienio rojo de 1919—1920, cuando la ocupación de fábricas pareció llevar a Italia al borde de la revolución. Malatesta murió en Roma el 22 de Julio de 1932, bajo el talón del régimen fascista, en un estado de arresto domiciliario no declarado.
Así fue Malatesta retratado por su compañero de exilio en Londres Piotr Kropotkin a comienzos del siglo veinte: "Malatesta era un estudiante de medicina, que hubo abandonado la profesión médica y también su fortuna por el bien de la revolución; lleno de fuego e inteligencia, un idealista puro, que en toda su vida — y ahora se está acercando a la edad de cincuenta— nunca ha pensado si tendrá un pedazo de pan para su cena y una cama por la noche. Sin siquiera más que un cuarto que él denominaría suyo, vendía sorbete en las calles de Londres para tener para vivir, y por la tarde escribía brillantes artículos para los diarios italianos. Preso en Francia, liberado, expulsado, vuelto a ser condenado en Italia, confinado a una isla, escapa, y aparece de nuevo en Italia disfrazado; siempre al candor de la lucha, ya sea en Italia o donde sea, — ha perseverado en esta vida por treinta años sucesivos. Y cuando lo encontramos nuevamente, liberado de una prisión o escapado de una isla, le hallamos tal como lo vimos la última vez; siempre renovando la lucha, con el mismo amor por la humanidad, la misma ausencia de odio hacia sus adversarios y carceleros, la misma sonrisa de corazón para un amigo, la misma caricia para un niño."
Malatesta contribuyó por igual al movimiento anarquista con su acción y con su pensamiento, que no concebía separados. Sus panfletos Fra Contadini (Entre Campesinos), L'Anarchia (La Anarquía), y Al Caffè (En el Café) están entre los más grandes "best-sellers" anarquistas de todos los tiempos, con incontables reimpresiones y traducciones. Sin embargo, su pensamiento halló expresión sobre todo en la miríada de artículos repartidos en la prensa anarquista alrededor del mundo y en los numerosos periódicos que editó: las dos corridas de La Questione Sociale, publicada en Florencia en 1883—1884 y en Buenos Aires en 1885; L'Associazione, que marcó el comienzo de su primer exilio en Londres, en 1889—1890; L'Agitazione, publicada en Ancona en 1897—1898, hasta que las revueltas del pan comenzaron; La Quiestione Sociale de Paterson, editada en 1899—1900 mientras estuvo en Estados Unidos; La Rivoluzione Sociale, apareció en Londres en 1902—1903, durante el segundo exilio de Malatesta en Londres; Volontà, también publicado en Ancona, en 1913—1914, hasta la Semana Roja; el diario anarquista Umanità Nova, en 1920—1922; y Pensiero e Volontà, editado en Roma en 1924—1926, ya en pleno advenimiento del fascismo. Algunos de estos están entre los periódicos más significativos en la historia del pensamiento anarquista.
En su escritura, Malatesta posee la singular habilidad de ser tanto profundo como claro. Esto se ilustra mejor en un ejemplo. En el panfleto Anarquía, que reimprimimos en este volumen, Malatesta define la anarquía en una sola frase: "La anarquía, en común con el socialismo, tiene como base, como punto de partida, como ambiente esencial, la igualdad de condiciones; tiene como faro la solidaridad y la libertad es su método." En su referencia a los valores estándar de la Revolución Francesa, égalité, fraternité, y liberté, la definición podría parecer un cliché. Pero, tras su engañosa simplicidad, expresa una concepción cabal y original del anarquismo, que descansa sobre el rol asignado a cada uno de esos valores estándar. La igualdad de condiciones significa la propiedad común de los medios de producción, pues no puede haber igualdad de condiciones cuando una clase monopoliza los medios de producción. Por ende, se está describiendo aquí a una sociedad socialista. Pero el socialismo no es un punto final; es solo un punto de partida para un proceso cuyo final está abierto. El faro de ese proceso es la solidaridad. Al asignarle el asiento del chofer de la evolución social a un valor intencionalmente perseguido, Malatesta está expresando una visión voluntarista, en contraste con el énfasis marxista en el desarrollo de las fuerzas productivas. Y al asignarle ese asiento a la solidaridad está rechazando el individualismo. Finalmente, al abogar por la libertad como método, Malatesta está re-afirmando la iniciativa libre en contraste con el socialismo autoritario. Malatesta está ofreciendo un plan para la sociedad futura, mas su definición está fuertemente caracterizada en términos de ese proceso: está describiendo una sociedad socialista abierta experimentalista, pluralista.
Más aún, al definir la anarquía en términos de un sentimiento y un método — la solidaridad y la libertad — que los anarquistas ya practican aquí y ahora, Malatesta está proponiendo la continuidad entre la sociedad presente y la futura. Y ya que ese sentimiento y ese método son elecciones conscientes de cada individuo, la de Malatesta es una visión gradualista de la anarquía: mientras más personas abracen ese sentimiento y ese valor, más ampliamente será realizada la anarquía. De hecho, inmediatamente después de la definición anterior, Malatesta explica que la anarquía "no es la perfección, no es el ideal absoluto que como el horizonte retrocede tan rápido como nos acercamos a él; sino que es la vía abierta a todo progreso y a toda mejoría para el beneficio de todos."
Vemos aquí cómo la coherencia entre fines y medios funciona en ambos sentidos para Malatesta. Cuando los fines son tan abstractos como para no tener lazo alguno con nuestros actos presentes, todos pueden sin problemas concordar con esos fines. En vez, Malatesta escribe, "es el método el que por sobre todo distingue entre los partidos y determina su importancia histórica." Aparte del método, añade, "todos hablan de querer el bienestar de la humanidad." Por lo tanto, "uno debe considerar la anarquía por sobre todo como un método." El método distintivo que los anarquistas tienen para ofrecer es el método de la libertad.
Malatesta introdujo conceptos como el gradualismo anarquista explícitamente solo en sus últimos escritos. Sin embargo, sus semillas pueden ser detectadas mucho antes. Una coherencia profunda impregna toda la acción y pensamiento de Malatesta, a la vez que tanto acción como pensamiento evolucionan bajo el impulso de la experiencia. Hemos apuntado a capturar su coherencia y pragmatismo en esta colección, que difiere de otras anteriores en muchos aspectos. Dado que las antologías de los escritos de Malatesta, como la excelente Vida e Ideas de Vernon Richards, usualmente tienen una estructura temática, tienden a ofrecer una imagen plana y algo congelada de las ideas de Malatesta. En cambio, para un hombre que estuvo activo en el movimiento anarquista por sesenta años, la dimensión temporal es crucial.
por Davide Turcato
al castellano: @rebeldealegre
El principio más distintivo y universal anarquista es el principio de coherencia entre medios y fines: la emancipación humana no puede ser alcanzada por medios autoritarios. Sin embargo, el mismo principio podría ser leído en dirección opuesta, aunque esto se hace con menos frecuencia: nuestros fines no han de estar desconectados de nuestra acción; nuestros ideales no han de ser tan sublimes como para no hacer diferencia en lo que hacemos aquí y ahora. El anarquista cuyos actos y palabras han ilustrado mejor ambos lados de este principio — el "idealista" y el "pragmático" — es Errico Malatesta.
Malatesta nació el 4 de Diciembre de 1853 en Santa María Capua Vetere. El sur de Italia estaba entonces aún gobernado por los Borbones, cuya caída presenció Malatesta cuando niño. Cuando era un joven estudiante en Nápoles, adhirió al republicanismo, al partido de la revolución en el Risorgimento italiano. Sin embargo, bajo la impresión de la Comuna de París en 1871 se volcó al socialismo, el naciente evangelio de la redención social, que, en Italia, nació anarquista. Al año siguiente Malatesta tuvo su primer encuentro con Bakunin en el congreso de St. Imier, donde la fundación de la Internacional federalista marcó el nacimiento del movimiento anarquista. En las siguientes seis décadas el nombre de Malatesta estaría ligado a la historia de ese movimiento. Vivió la mayor parte de su vida adulta en el extranjero como exiliado y como obrero, en países de fuerte migración italiana y presencia anarquista: Francia, Bélgica, Suiza, y Egipto en 1878—1882; Argentina en 1885—1889; los Estados Unidos en 1899—1900; e Inglaterra, más específicamente en Londres, en 1889—1897, 1900—1913, y 1914—1919. Pero por medio siglo fue protagonista de todos los inicios de lucha social en Italia: el alzamiento de Benevento de 1877, una de las primeras instancias de propaganda por el hecho y uno de los eventos más famosos y simbólicos en la historia del movimiento anarquista; las revueltas del pan de 1898, que le llevaron a la cárcel y luego a residencia forzada, de la que escapó en 1899; la Semana Roja insurreccional en 1914, cuando las regiones de Romaña y Marcas permanecieron por días en manos de anarquistas, republicanos, y socialistas; y el bienio rojo de 1919—1920, cuando la ocupación de fábricas pareció llevar a Italia al borde de la revolución. Malatesta murió en Roma el 22 de Julio de 1932, bajo el talón del régimen fascista, en un estado de arresto domiciliario no declarado.
Así fue Malatesta retratado por su compañero de exilio en Londres Piotr Kropotkin a comienzos del siglo veinte: "Malatesta era un estudiante de medicina, que hubo abandonado la profesión médica y también su fortuna por el bien de la revolución; lleno de fuego e inteligencia, un idealista puro, que en toda su vida — y ahora se está acercando a la edad de cincuenta— nunca ha pensado si tendrá un pedazo de pan para su cena y una cama por la noche. Sin siquiera más que un cuarto que él denominaría suyo, vendía sorbete en las calles de Londres para tener para vivir, y por la tarde escribía brillantes artículos para los diarios italianos. Preso en Francia, liberado, expulsado, vuelto a ser condenado en Italia, confinado a una isla, escapa, y aparece de nuevo en Italia disfrazado; siempre al candor de la lucha, ya sea en Italia o donde sea, — ha perseverado en esta vida por treinta años sucesivos. Y cuando lo encontramos nuevamente, liberado de una prisión o escapado de una isla, le hallamos tal como lo vimos la última vez; siempre renovando la lucha, con el mismo amor por la humanidad, la misma ausencia de odio hacia sus adversarios y carceleros, la misma sonrisa de corazón para un amigo, la misma caricia para un niño."
Malatesta contribuyó por igual al movimiento anarquista con su acción y con su pensamiento, que no concebía separados. Sus panfletos Fra Contadini (Entre Campesinos), L'Anarchia (La Anarquía), y Al Caffè (En el Café) están entre los más grandes "best-sellers" anarquistas de todos los tiempos, con incontables reimpresiones y traducciones. Sin embargo, su pensamiento halló expresión sobre todo en la miríada de artículos repartidos en la prensa anarquista alrededor del mundo y en los numerosos periódicos que editó: las dos corridas de La Questione Sociale, publicada en Florencia en 1883—1884 y en Buenos Aires en 1885; L'Associazione, que marcó el comienzo de su primer exilio en Londres, en 1889—1890; L'Agitazione, publicada en Ancona en 1897—1898, hasta que las revueltas del pan comenzaron; La Quiestione Sociale de Paterson, editada en 1899—1900 mientras estuvo en Estados Unidos; La Rivoluzione Sociale, apareció en Londres en 1902—1903, durante el segundo exilio de Malatesta en Londres; Volontà, también publicado en Ancona, en 1913—1914, hasta la Semana Roja; el diario anarquista Umanità Nova, en 1920—1922; y Pensiero e Volontà, editado en Roma en 1924—1926, ya en pleno advenimiento del fascismo. Algunos de estos están entre los periódicos más significativos en la historia del pensamiento anarquista.
En su escritura, Malatesta posee la singular habilidad de ser tanto profundo como claro. Esto se ilustra mejor en un ejemplo. En el panfleto Anarquía, que reimprimimos en este volumen, Malatesta define la anarquía en una sola frase: "La anarquía, en común con el socialismo, tiene como base, como punto de partida, como ambiente esencial, la igualdad de condiciones; tiene como faro la solidaridad y la libertad es su método." En su referencia a los valores estándar de la Revolución Francesa, égalité, fraternité, y liberté, la definición podría parecer un cliché. Pero, tras su engañosa simplicidad, expresa una concepción cabal y original del anarquismo, que descansa sobre el rol asignado a cada uno de esos valores estándar. La igualdad de condiciones significa la propiedad común de los medios de producción, pues no puede haber igualdad de condiciones cuando una clase monopoliza los medios de producción. Por ende, se está describiendo aquí a una sociedad socialista. Pero el socialismo no es un punto final; es solo un punto de partida para un proceso cuyo final está abierto. El faro de ese proceso es la solidaridad. Al asignarle el asiento del chofer de la evolución social a un valor intencionalmente perseguido, Malatesta está expresando una visión voluntarista, en contraste con el énfasis marxista en el desarrollo de las fuerzas productivas. Y al asignarle ese asiento a la solidaridad está rechazando el individualismo. Finalmente, al abogar por la libertad como método, Malatesta está re-afirmando la iniciativa libre en contraste con el socialismo autoritario. Malatesta está ofreciendo un plan para la sociedad futura, mas su definición está fuertemente caracterizada en términos de ese proceso: está describiendo una sociedad socialista abierta experimentalista, pluralista.
Más aún, al definir la anarquía en términos de un sentimiento y un método — la solidaridad y la libertad — que los anarquistas ya practican aquí y ahora, Malatesta está proponiendo la continuidad entre la sociedad presente y la futura. Y ya que ese sentimiento y ese método son elecciones conscientes de cada individuo, la de Malatesta es una visión gradualista de la anarquía: mientras más personas abracen ese sentimiento y ese valor, más ampliamente será realizada la anarquía. De hecho, inmediatamente después de la definición anterior, Malatesta explica que la anarquía "no es la perfección, no es el ideal absoluto que como el horizonte retrocede tan rápido como nos acercamos a él; sino que es la vía abierta a todo progreso y a toda mejoría para el beneficio de todos."
Vemos aquí cómo la coherencia entre fines y medios funciona en ambos sentidos para Malatesta. Cuando los fines son tan abstractos como para no tener lazo alguno con nuestros actos presentes, todos pueden sin problemas concordar con esos fines. En vez, Malatesta escribe, "es el método el que por sobre todo distingue entre los partidos y determina su importancia histórica." Aparte del método, añade, "todos hablan de querer el bienestar de la humanidad." Por lo tanto, "uno debe considerar la anarquía por sobre todo como un método." El método distintivo que los anarquistas tienen para ofrecer es el método de la libertad.
Malatesta introdujo conceptos como el gradualismo anarquista explícitamente solo en sus últimos escritos. Sin embargo, sus semillas pueden ser detectadas mucho antes. Una coherencia profunda impregna toda la acción y pensamiento de Malatesta, a la vez que tanto acción como pensamiento evolucionan bajo el impulso de la experiencia. Hemos apuntado a capturar su coherencia y pragmatismo en esta colección, que difiere de otras anteriores en muchos aspectos. Dado que las antologías de los escritos de Malatesta, como la excelente Vida e Ideas de Vernon Richards, usualmente tienen una estructura temática, tienden a ofrecer una imagen plana y algo congelada de las ideas de Malatesta. En cambio, para un hombre que estuvo activo en el movimiento anarquista por sesenta años, la dimensión temporal es crucial.
Hemos añadido esa dimensión perdida al darle a nuestra colección una estructura cronológica. Nuestro propósito no es, o no es solamente, presentar “lo mejor” de Malatesta, sino documentar su trayectoria completa. De este modo ilustramos cómo se defendieron distintas tácticas en distintos momentos y se hace entender mejor las ideas maduras al ponerlas en perspectiva. Esto involucra incluir escritos tempranos, a los cuales el Malatesta tardío podría ya no haber suscrito totalmente, y documentar no solamente los momentos “altos”, sino también las fases de transición más oscuras, como los años 1894 y 1899, que constituyen puntos de inflexión fundamentales en la teoría y tácticas de Malatesta. Hemos apuntado además a representar el rango completo de escritos de Malatesta, desde panfletos a largos artículos teóricos, hasta discusiones ocasionales pero iluminadoras. Todos los escritos se presentan en su totalidad.
Un criterio sobresaliente en la edición de los textos de Malatesta ha sido la precisión de los documentos. Los artículos publicados originalmente en inglés han sido reimpresos sin cambios, sin contar la corrección de errores tipográficos obvios. De igual modo, cuando hemos usado traducciones previamente publicadas de los artículos de Malatesta, las hemos comparado con las fuentes y las hemos arreglado solo donde errores en la traducción u omisiones hacían que el significado original fuese irrecuperable. De otro modo, nos hemos restringido de hacer cambios en el estilo, aún cuando las traducciones se hubiesen probablemente beneficiado.
El mayor bien de esta colección es que es la primera en estar basada en las obras completas de Malatesta, que están en proceso de ser publicadas y cuya partición temporal se refleja cuidadosamente aquí. Tradicionalmente, las antologías se basan en los periódicos finales, o más conocidos, o de mayor disponibilidad de Malatesta. En vez de eso, hemos accedido a la producción completa de Malatesta y hemos incluido artículos clave que nunca han aparecido antes en inglés o que han sido olvidados por largo tiempo. Casi dos tercios de los setenta y ocho textos incluidos aquí han sido por primera vez traducidos e impresos en inglés, mientras el resto de los artículos nunca han sido reimpresos después de su primera y única aparición en la prensa anarquista y socialista en lengua inglesa del tiempo de Malatesta.
Nos gusta pensar esta colección como una contribución para el establecimiento de la dignidad cultural de la tradición anarquista, a la que a ratos los mismos anarquistas han inconscientemente incurrido en restar importancia al mal-dirigir su iconoclasia a sus predecesores. Aquella tradición tiene en Malatesta a uno de sus mejores representantes, cuya claridad de pensamiento sigue siendo difícil de superar.
Un criterio sobresaliente en la edición de los textos de Malatesta ha sido la precisión de los documentos. Los artículos publicados originalmente en inglés han sido reimpresos sin cambios, sin contar la corrección de errores tipográficos obvios. De igual modo, cuando hemos usado traducciones previamente publicadas de los artículos de Malatesta, las hemos comparado con las fuentes y las hemos arreglado solo donde errores en la traducción u omisiones hacían que el significado original fuese irrecuperable. De otro modo, nos hemos restringido de hacer cambios en el estilo, aún cuando las traducciones se hubiesen probablemente beneficiado.
El mayor bien de esta colección es que es la primera en estar basada en las obras completas de Malatesta, que están en proceso de ser publicadas y cuya partición temporal se refleja cuidadosamente aquí. Tradicionalmente, las antologías se basan en los periódicos finales, o más conocidos, o de mayor disponibilidad de Malatesta. En vez de eso, hemos accedido a la producción completa de Malatesta y hemos incluido artículos clave que nunca han aparecido antes en inglés o que han sido olvidados por largo tiempo. Casi dos tercios de los setenta y ocho textos incluidos aquí han sido por primera vez traducidos e impresos en inglés, mientras el resto de los artículos nunca han sido reimpresos después de su primera y única aparición en la prensa anarquista y socialista en lengua inglesa del tiempo de Malatesta.
Nos gusta pensar esta colección como una contribución para el establecimiento de la dignidad cultural de la tradición anarquista, a la que a ratos los mismos anarquistas han inconscientemente incurrido en restar importancia al mal-dirigir su iconoclasia a sus predecesores. Aquella tradición tiene en Malatesta a uno de sus mejores representantes, cuya claridad de pensamiento sigue siendo difícil de superar.