A pesar del pesimismo de los futurólogos, que prevén calamidades sin cuento a la humanidad de los siglos venideros; pese a las amenazas y a los peligros que hace correr al mundo las armas atómicas y las formidables fuerzas que puede liberar la energía nuclear; sin olvidar los problemas que cada día planteará al mundo la demografía y los que son ya una realidad, como es la polución, plaga de las modernas ciudades creadas por el universo concentracionario en que se han encerrado los hombres, somos optimistas.
Estamos convencidos de que el instinto de conservación del hombre y sus excepcionales facultades de adaptación, salvarán a la especie de sí misma y desbaratarán los planes de los que, consciente o inconscientemente, laboran contra ella.
Y estamos convencidos también de que profundas transformaciones del medio social en que vivimos son inevitables. Ellas llevarán a ensayar todas las nuevas concepciones de la sociedad ofrecidas a la humanidad por la inquietud y el propio sentido de continuidad de las generaciones que se han ido sucediendo sobre la tierra. Y sabemos que, ensayadas todas las fórmulas autoritarias, gastada hasta el tuétano la idea del Estado, en sus múltiples interpretaciones y transfiguraciones, fatalmente, por la fuerza misma de las cosas y la dinámica de los hechos, las sociedades venideras adoptarán las soluciones propuestas por los anarquistas.
Estas soluciones, por lo demás, no son ni serán jamás definitivas, ya que, como dijo el profundo pensador libertario Ricardo Mella: «Más allá del ideal habrá siempre ideal».
No hemos pretendido nunca los anarquistas, crear ideologías inamovibles, modelos de sociedad para siempre. Con Malatesta, creemos que hay que ir hacia la libertad total, esto es, la Anarquía, por caminos de libertad.
Estos caminos los hemos ido abriendo a lo largo de nuestra práctica militante y seguirán abriéndolos los que nos sucederán en el combate y en el esfuerzo por dar cada día un poco más de felicidad a los hombres, por medio de realizaciones sociales basadas en la justicia, en la fraternidad, en la solidaridad, en el apoyo mutuo, en el pacto entre iguales, constantes del anarquismo.
— Federica Montsenty, “¿Qué es el Anarquismo?”