Traducción al catellano: @rebeldealegre
Usando como pretexto un atentado, que por cierto no podríamos desear ya que, [1] como era predecible, sólo nosotros sufriremos por ello algún daño serio, se aproxima más persecución. [2]
Del atentado mismo no diremos nada. Nosotros buscamos la paz y el amor entre los seres humanos y puesto que ansiamos genuinamente la paz y el amor, luchamos, a costa constante de nosotros mismos, por hacer realidad una sociedad donde no habrá más razón para el odio y donde todo ser humano verá a todo otro como su hermano.
A los pies de quienes defienden los más escandalosos privilegios, quienes siembran las semillas del odio; aquellos que exponen a los trabajadores a las horrendas tentaciones del hambre; aquellos que siembran desconsuelo y desesperación en los corazones de los desdichados; aquellos que responden ante toda protesta, ante toda forma civilizada de lucha por la emancipación de las clases oprimidas, con el matonaje policial, con prisión, con domicilio coatto, o maniobras jesuitas de negar el trabajo y el pan a la familia de quien tiene la mala suerte de parecerle de mal olor a la policía, si es que no es con balazos, con la horca y la tortura — en ellos depositamos toda la responsabilidad por el baño de sangre que desfigura a esta sociedad supuestamente civilizada.
Y nosotros seguimos, comprometidos, venga lo que venga, a la lucha por el bien.
Apelamos con seguridad a que todos los compañeros se pongan de pie frente a los golpes de nuestros adversarios y a inspirar nueva vida a nuestro partido con renovada actividad, renovado compromiso y más sacrificios.
Las tácticas que las circunstancias ahora nos imponen son las siguientes: ya que no podemos asegurar un margen mayor de libertad ahora, usemos al menos aquella que la ley sí nos ofrece; pero explotémosla en su máximo grado. Si, como demasiado a menudo hacen, los defensores de la ley la quebrantan en nuestras personas y en nuestros actos, sacaremos provecho en la propaganda anti-ley que espontáneamente se genera tras todo acto de capricho de parte de los poderosos.
Entonces, ¿pretenden quitarnos el derecho a dedicarnos a la propaganda? — Proclamemos siempre, con orgullo, abierta e incansablemente nuestros principios. ¿Nos arrestan y nos llevan frente a las cortes? — Asegurémonos que los procedimientos se vuelvan una ocasión para mayor y más sensacional propaganda.
¿Pretenden quitarnos el derecho de asociación? ¿Nos tratan como conspiradores criminales? Entonces asociémonos aún más, pública y manifiestamente; cuando sea que podamos, reunámonos en sitios públicos; publiquemos el programa y las direcciones de nuestros grupos, círculos, y federaciones en la prensa. El público se preguntará eventualmente quiénes son estos extraños nuevos malhechores que, en vez de acechar en las sombras, insisten en la luz del día y que con gusto sufren en nombre de una causa abiertamente declarada — y todo ser humano con corazón sentirá, en su corazón de corazones, que también él es de algún modo un malhechor.
¿Pretenden negarnos el derecho a hablar en público? Que cada uno de nosotros que sea capaz de decir unas palabras tome cada oportunidad para hacer oír nuestra voz y, donde no surja la oportunidad, luchar por crear una.
¿Pretenden aislarnos y negarnos todos los medios para proseguir nuestras actividades? Vivamos codo a codo con las masas esforzadas, unámonos a sus asociaciones, compartamos sus luchas y pesares, dediquémonos por completo a su bienestar, siempre liderando el camino cuando se trate de trabajo, peligro y sacrificios.
¿Pretenden despachar a muchos de nosotros a domicilio coatto? [3] Aprovechemos la ocasión de tantos compañeros juntos y en contacto con aquellas pobres víctimas inconscientes, los coatti comunes, para que lleguen a algún acuerdo mutuo y se preparen para aún más esfuerzos fructíferos y, al mismo tiempo, repartan las buenas noticias a aquellos pobres desdichados que hasta ahora no han conocido nada de la sociedad mas que su desdicha y brutalidad. ¿A otros los sacarán del país? Donde sea que vayan, que establezcan centros de propaganda y agitación y obtengan medios para apoyar al movimiento en Italia. ¿Otros irán a prisión? Que vayan sabiendo que han hecho todo su deber, y con la certeza de que nuevos militantes se pondrán en sus zapatos.
Hay suficientes de nosotros como para que, si todos cumplen su deber, la persecución no pueda obstaculizar nuestro progreso.
No importa cuán grande sea la furia reaccionaria de nuestros opresores, no pueden encarcelar, deportar o derivar al exilio a más que una pequeña fracción de nosotros.
Queda a quienes quedan convencer al gobierno que las ideas no pueden ser refutadas ni destruidas por obra de matarifes.
¡Adelante, siempre adelante, por el bien de la bendita causa de la redención humana!
Del atentado mismo no diremos nada. Nosotros buscamos la paz y el amor entre los seres humanos y puesto que ansiamos genuinamente la paz y el amor, luchamos, a costa constante de nosotros mismos, por hacer realidad una sociedad donde no habrá más razón para el odio y donde todo ser humano verá a todo otro como su hermano.
A los pies de quienes defienden los más escandalosos privilegios, quienes siembran las semillas del odio; aquellos que exponen a los trabajadores a las horrendas tentaciones del hambre; aquellos que siembran desconsuelo y desesperación en los corazones de los desdichados; aquellos que responden ante toda protesta, ante toda forma civilizada de lucha por la emancipación de las clases oprimidas, con el matonaje policial, con prisión, con domicilio coatto, o maniobras jesuitas de negar el trabajo y el pan a la familia de quien tiene la mala suerte de parecerle de mal olor a la policía, si es que no es con balazos, con la horca y la tortura — en ellos depositamos toda la responsabilidad por el baño de sangre que desfigura a esta sociedad supuestamente civilizada.
Y nosotros seguimos, comprometidos, venga lo que venga, a la lucha por el bien.
Apelamos con seguridad a que todos los compañeros se pongan de pie frente a los golpes de nuestros adversarios y a inspirar nueva vida a nuestro partido con renovada actividad, renovado compromiso y más sacrificios.
Las tácticas que las circunstancias ahora nos imponen son las siguientes: ya que no podemos asegurar un margen mayor de libertad ahora, usemos al menos aquella que la ley sí nos ofrece; pero explotémosla en su máximo grado. Si, como demasiado a menudo hacen, los defensores de la ley la quebrantan en nuestras personas y en nuestros actos, sacaremos provecho en la propaganda anti-ley que espontáneamente se genera tras todo acto de capricho de parte de los poderosos.
Entonces, ¿pretenden quitarnos el derecho a dedicarnos a la propaganda? — Proclamemos siempre, con orgullo, abierta e incansablemente nuestros principios. ¿Nos arrestan y nos llevan frente a las cortes? — Asegurémonos que los procedimientos se vuelvan una ocasión para mayor y más sensacional propaganda.
¿Pretenden quitarnos el derecho de asociación? ¿Nos tratan como conspiradores criminales? Entonces asociémonos aún más, pública y manifiestamente; cuando sea que podamos, reunámonos en sitios públicos; publiquemos el programa y las direcciones de nuestros grupos, círculos, y federaciones en la prensa. El público se preguntará eventualmente quiénes son estos extraños nuevos malhechores que, en vez de acechar en las sombras, insisten en la luz del día y que con gusto sufren en nombre de una causa abiertamente declarada — y todo ser humano con corazón sentirá, en su corazón de corazones, que también él es de algún modo un malhechor.
¿Pretenden negarnos el derecho a hablar en público? Que cada uno de nosotros que sea capaz de decir unas palabras tome cada oportunidad para hacer oír nuestra voz y, donde no surja la oportunidad, luchar por crear una.
¿Pretenden aislarnos y negarnos todos los medios para proseguir nuestras actividades? Vivamos codo a codo con las masas esforzadas, unámonos a sus asociaciones, compartamos sus luchas y pesares, dediquémonos por completo a su bienestar, siempre liderando el camino cuando se trate de trabajo, peligro y sacrificios.
¿Pretenden despachar a muchos de nosotros a domicilio coatto? [3] Aprovechemos la ocasión de tantos compañeros juntos y en contacto con aquellas pobres víctimas inconscientes, los coatti comunes, para que lleguen a algún acuerdo mutuo y se preparen para aún más esfuerzos fructíferos y, al mismo tiempo, repartan las buenas noticias a aquellos pobres desdichados que hasta ahora no han conocido nada de la sociedad mas que su desdicha y brutalidad. ¿A otros los sacarán del país? Donde sea que vayan, que establezcan centros de propaganda y agitación y obtengan medios para apoyar al movimiento en Italia. ¿Otros irán a prisión? Que vayan sabiendo que han hecho todo su deber, y con la certeza de que nuevos militantes se pondrán en sus zapatos.
Hay suficientes de nosotros como para que, si todos cumplen su deber, la persecución no pueda obstaculizar nuestro progreso.
No importa cuán grande sea la furia reaccionaria de nuestros opresores, no pueden encarcelar, deportar o derivar al exilio a más que una pequeña fracción de nosotros.
Queda a quienes quedan convencer al gobierno que las ideas no pueden ser refutadas ni destruidas por obra de matarifes.
¡Adelante, siempre adelante, por el bien de la bendita causa de la redención humana!
NOTAS
[1] Traducido de “In alto i cuori,” Agitiamoci per il Socialismo Anarchico (Ancona), 1 de Mayo de 1897, una publicación de un solo número en lugar del no. 8 de L'Agitazione.
[2] El 22 de Abril de 1897, el anarquista Pietro Acciarito realizó un intento fallido por tomar la vida del rey italiano, Umberto I, en Roma. Muchos anarquistas fueron arrestados, incluyendo parte del equipo editorial de L'Agitazione. Por esta razón el periódico tuvo que ser reemplazado por una publicación de número único por unas semanas.
[3] “Domicilio coatto” era el término legal para el “residencia forzada” y “coatti” eran las víctimas de esta institución, quienes eran usualmente enviados a pequeñas islas en el mar mediterráneo.
[1] Traducido de “In alto i cuori,” Agitiamoci per il Socialismo Anarchico (Ancona), 1 de Mayo de 1897, una publicación de un solo número en lugar del no. 8 de L'Agitazione.
[2] El 22 de Abril de 1897, el anarquista Pietro Acciarito realizó un intento fallido por tomar la vida del rey italiano, Umberto I, en Roma. Muchos anarquistas fueron arrestados, incluyendo parte del equipo editorial de L'Agitazione. Por esta razón el periódico tuvo que ser reemplazado por una publicación de número único por unas semanas.
[3] “Domicilio coatto” era el término legal para el “residencia forzada” y “coatti” eran las víctimas de esta institución, quienes eran usualmente enviados a pequeñas islas en el mar mediterráneo.